LA SANGUINARIA EPOCA DEL TERRORISMO EN EL PERU

La era del terrorismo es uno de los episodios más sanguinarios de la historia del Perú; el caos que ocasiono la violencia armada, entre finales de los años 70 y los años 2000, todavía marca las conciencias de una manera muy real. 

En primer lugar, para poder entrar en contexto Lima concentraba absolutamente todo el poder y los habitantes de las tierras del interior estaban olvidados, excepto cuando se trataba de pagar impuestos.

Por lo tanto, no es sorprendente que el movimiento terrorista que surgió asumiera las características del maoísmo-leninismo. Se estableció claramente el objetivo de luchar contra el estado colonial peruano para instalar un estado marxista-leninista que respondiera a las necesidades de los peruanos más humildes desde dentro. Fue un profesor de filosofía de la Universidad de Ayacucho, Abimael Guzmán, quien tomó la delantera en este naciente movimiento. Comenzó a organizar las guerrillas bajo el apodo de "presidente Gonzalo". Los terroristas eligieron el nombre de "Sendero Luminoso" en referencia a una cita de un gran autor peruano que escribió: "El marxismo-leninismo abrirá el Sendero Luminoso hasta la Revolución". El objetivo es, obviamente, una revolución al estilo cubano.

Al principio, los ataques sólo se dirigían a los representantes del Estado: un ataque a un alcalde, a los agentes de policía, a los gobernadores, etc. Pero poco a poco, el movimiento terrorista creció, apoyándose en la ignorancia de los pequeños agricultores para inculcarles su doctrina y convertirlos en nuevos soldados y activistas de su causa. Pero prevalece la idea de que "o estás con nosotros o estás contra nosotros".

Lima no se preocupó por esta pérdida de control sobre los territorios andinos y amazónicos hasta que una bomba fue detonada en el corazón de Miraflores, el distrito comercial de Lima. Y entonces, de repente, causa conmoción nacional, y estos sangrientos verdugos debían ser erradicados a toda costa. 

Según trabajos posteriores, más de 70.000 peruanos murieron durante este conflicto armado, atrapados entre dos fuegos: el de los terroristas y el del ejército enviado para sofocar a la guerrilla. Cada uno exigía la total colaboración de la población, pero esto significaba automáticamente ser asesinado por el otro al día siguiente por "traición a la patria".

Al final, fue el Presidente Alberto Fujimori quien logró superar a Sendero Luminoso, logró capturar a la cabeza y a los más altos rangos del movimiento, dejándolo incruento y desorganizado.